Por Rosa
Pasos*
La industria de
microfinanzas en Nicaragua se encuentra en un momento de altos e importantes
retos y desafíos. El sector está
creciendo, cuenta con más jugadores y más regulaciones.
Por un lado están las
organizaciones con más experiencia y tradición en la industria nacional,
cuentan ya con 15-20 años de experiencia y son las que lograron superar la
crisis de 2008. Algunas crecieron, maduraron y se han diversificado. Otras, aunque
sin gran índice de crecimiento, se mantienen en el mercado.
A raíz de la
promulgación de la Ley 769: “Ley de Fomento y Regulación de las Microfinanzas” -que
entró en vigencia a mediados de 2012-, se han hecho visibles más de una docena
de nuevas instituciones de microfinanzas -algunas nuevas, otras que ya funcionaban en el mercado-, sobre todo sociedades anónimas con
nueva visión comercial, con un enfoque dinámico y competitivo, respaldadas con
capitales sólidos privados, tecnología de punta, nuevos productos y apuntando a
nuevos mercados.
Por otro lado,
en proceso de latente desarrollo, está la banca estatal, que está finalizando
una reforma para convertirse en una institución público-privada. Adicionalmente,
se encuentra en tubería la entrada de un nuevo competidor y que consistirá de una
inversión de un gran banco privado de la región centroamericana especializado
en microfinanzas.
La banca privada
local también ha aumentado su cartera de créditos personales hacia un segmento
de menores ingresos, logrando sin mucha timidez incursionar y hacer “downscaling”
en segmentos con potencial económico, aprovechando y como producto de un
notable crecimiento en el país.
En este contexto, la dinamización
de los mercados microfinancieros en el país plantea altos retos. Entre los más importantes y que requieren de
un ojo crítico en una situación como la actual, están el riesgo crediticio y la
posibilidad de crecimiento del sobreendeudamiento. Este último ya había venido siendo
analizado como una problemática ante la cual mantener un constante
monitoreo.
El inicio del
proceso de regulación en 2014 por parte de la nueva entidad, Comisión de
Microfinanzas de Nicaragua (CONAMI), es un buen aliciente para pensar que
existe ya la atención puesta sobre el tema.
Cada microfinanciera
que se registra en la CONAMI debe hacer consultas en al menos una central de
riesgo en el país y esto contribuye de forma significativa.
Es entonces de gran
importancia promover el logro del registro de todas las instituciones que
operan en todo el país, para lograr prevenir y contribuir de manera significativa al problema del sobreendeudamiento.
(*) Rosa Pasos es miembro propietario del
Consejo Ejecutivo de CONAMI.
Excelentes documento.
ResponderBorrarFrente a la desaceleración del crecimiento de la economía mundial, el evidente impacto en la región, y particularmente en el ciclo de crédito en las décadas pasadas, deberíamos aprender de ello.
Por lo anterior es fundamental: i) aplicar variables de análisis para preveer de mejor manera si hay alertas de sobreendeudamiento en los mercado, si con el auge del crédito, nuestros clientes han tomado muchos créditos de consumo y de otras IFIs y no están necesariamente repostados; ii) si existen un grupo importante de clientes nuevos sin suficiente experiencia crediticia como microempresarios tomando varios créditos y/o a la prepagando; iii) entre otros elementos fundamentales.
A la vez es importante que el sector público y privado trabaje de manera coordinada: i) dotando cada vez de más información sobre los clientes, de todas las fuentes de financiamiento (formales e informales). La información de los Burós es cada más relevante. ii) que las políticas crediticias sean claras, procesos automatizados, junto con incentivos adecuados para los oficiales/asesores de negocios-microcrédito. iii) que la banca de desarrolle contemple las mismas normas que el resto de las entidades de microfinanzas para no crear arbitraje regulatorio. iv) la educación financiera y la protección al consumidor se transforma en pilar fundamental de la política pública.
www.finanzasycooperativas.coop
Ruth Arregui S. / Rosa Matilde Guerrero M.