La importancia de una red de mujeres líderes en microfinanzas

Hace 4 años, llamé al BancoSol con la idea de invitar un amigo a una conferencia en Panamá y descubrí que se había ido del banco. Cuando hablé con una joven profesional en su área y la invité a reemplazarlo en el evento, ella no quiso tomar su lugar. Refutó que nunca había hablado en público, estaba nerviosa y no se veía en ese tipo de situación. Me pareció una enorme oportunidad perdida, no solamente para ella, sino para los participantes de la conferencia que podrían aprender mucho de las experiencias de BancoSol. Entonces, no le acepté el “no”. Eventualmente, Patricia accedió a la invitación y todos en la conferencia quedaron muy impresionados con su participación.

Tres años atrás, mientras conducía un entrenamiento en una institución microfinanciera (IMF) en Nicaragua, la coordinadora del proyecto de la IMF y yo, estábamos revisando las evaluaciones de los participantes cuando nos llamó la atención dos valoraciones que utilizaban un lenguaje inapropiado sobre el estilo gerencial, directo y autoritario, de la coordinadora. Luego me enteré que dos colegas estaban constantemente socavando su autoridad con ataques personales y tácticas mezquinas. Me dirigí al CEO y le hice ver que, al no apoyar el papel de liderazgo de la coordinadora abordando seriamente estos ataques, correría el riesgo de perder una líder comprometida y eficaz.  

Dos años atrás, en una IMF de Honduras, un gerente general me dijo que las mujeres no estaban interesadas en los puestos de oficiales de crédito. Este trabajo requiere manejar motocicletas por caminos arduos y por largas horas. Por el contrario, el gerente creía que las mujeres preferían ser cajeras y administrativas, por lo que les hice la pregunta directamente a ellas. Estas contestaron que preferían ser oficiales de crédito, un puesto con una mejor remuneración. Aparentemente, las motocicletas ¡no son tan difíciles de manejar!

En varias de las IMFs que he visitado en América Latina, las mujeres juegan un importante rol: son administradoras, oficiales de crédito y gerentes. Mientras muchas de mis modelos a seguir en la región son mujeres ocupando cargos de CEO y altos puestos gerenciales, la mayoría de estos roles recaen en manos de los hombres. La escasez de mujeres en estas posiciones no puede atribuirse solamente a la falta de calificaciones y destrezas. El sector de las microfinanzas no es un sector nuevo y muchas de las mujeres en estas organizaciones tienen 10 o 15 años de experiencia. Lo que puede estar frenando su avance es un factor discutido recientemente en un artículo de Harvard Business Review por Ibarra, Ely y Kolb, denominado el sesgo de segunda generación: "Llegar a ser líder implica mucho más que ser puesto en una posición de liderazgo, la adquisición de nuevas habilidades o adaptarse a las exigencias de ese papel. Se trata de un cambio fundamental de identidad”. Lo que le falta a las mujeres, postula el artículo, son: 1) modelos a seguir, 2) accensos y promociones basados en esfuerzos de colaboración (trabajo en equipo) y el evitar crisis, en lugar de en rasgos más masculinos como la toma de riesgos y el heroísmo, y 3) acceso a redes de mujeres y patrocinadores.

El año pasado, en un café en La Paz, Patricia (la joven mencionada más arriba) y yo decidimos que debiéramos tratar de abordar todos estos obstáculos con una red de aprendizaje, intercambio de experiencias y mentoría para mujeres que trabajan en microfinanzas. En marzo, junto a Mariana Martínez, del Portal de Microfinanzas del CGAP, Patricia y yo, lanzamos ANDARES - Mujeres para las Microfinanzas. Esta red debiera ofrecer oportunidades para compartir, aprender y crecer, siempre con el fin de expandir la contribución de las mujeres profesionales al sector de las microfinanzas y sus clientes finales, la mayoría mujeres de bajos ingresos. Ellas nos necesitan. Necesitan nuestro oído, nuestra capacidad y nuestro compromiso.

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Con cariño,

Barbara

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